El Autoclave es un equipo diseñado para esterilizar material y medios contaminados, con el fin de eliminar de forma fiable microorganismos que de otro modo estarían presentes en objetos que se utilizan en actividades de diagnóstico, tratamiento o investigación en hospitales e instituciones sanitarias de laboratorios. Es un recipiente metálico de paredes gruesas con sello hermético que permite trabajar con vapor de agua a alta presión y temperatura.
Este equipo inactiva todos los virus y bacterias, ya que la acción conjunta de la temperatura y el vapor produce la desnaturalización de las proteínas de los microorganismos, incluyendo lo esencial para la vida y reproducción de estos, hecho que conlleva su destrucción. Su inventor fue Charles Chamberland en 1879.